En medio de la polarización y la inestabilidad, el sistema suizo de cooperación y poder compartido presenta una alternativa para fortalecer la democracia en Argentina. Suiza ha logrado institucionalizar un modelo que podría aportar lecciones valiosas para superar las divisiones políticas en el país.

Suiza es considerada una de las democracias más avanzadas del mundo, según el politólogo David Altman. Su sistema de gobierno se basa en un Consejo Federal, elegido por el Parlamento, en el que el poder se distribuye entre siete miembros sin que haya un jefe de Estado único. Este modelo se aleja de la concentración de poder y promueve la cooperación entre sectores políticos diversos.

En Argentina, la constante alternancia de poder ha generado un ciclo de inestabilidad institucional, con políticas que cambian según el color del gobierno. El modelo suizo, con su énfasis en el consenso y la negociación, podría ofrecer una vía para fortalecer las instituciones argentinas, favoreciendo la continuidad y estabilidad más allá de los cambios electorales.

Implementar un sistema similar no sería sencillo en Argentina, dada la cultura política y la polarización actual. Sin embargo, la idea de limitar el poder personal y fomentar un gobierno colegiado, que permita la cooperación entre partidos y construya un proyecto de país sostenible, podría ser clave para superar las crisis recurrentes y avanzar hacia una democracia más sólida.

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