Gracias al ahorro fiscal, créditos internacionales y recursos propios, el gobernador neuquino logró solucionar un problema histórico en la región. Ya se ejecutan obras como la duplicación de la Ruta 67 y la Ruta 7 en el norte provincial.
El gobernador Rolando Figueroa logró avanzar significativamente en la reversión del déficit histórico de infraestructura en Neuquén, una deuda que había limitado durante años el desarrollo pleno de la provincia. A través de una gestión fiscal ordenada, el Ejecutivo neuquino pudo reunir los recursos necesarios para encarar un ambicioso plan de obras públicas.
La estrategia combinó ahorro fiscal, financiamiento internacional y fondos provinciales. Este esquema permitió no solo iniciar proyectos largamente postergados, sino también sostenerlos en el tiempo sin comprometer la estabilidad económica local.
Entre las obras más destacadas se encuentra la duplicación de la Ruta Provincial 67, una vía clave para el tránsito entre Neuquén capital y la zona petrolera de Vaca Muerta. También avanza la ampliación de la Ruta 7 en el norte provincial, lo que mejorará la conectividad y la seguridad vial en una región estratégica para la producción energética.
Estas inversiones marcan un punto de inflexión en la infraestructura de la provincia y consolidan el perfil de Figueroa como un gestor pragmático que apuesta al crecimiento equilibrado y sostenible del territorio neuquino.





