El presidente sugirió que, de ganar el oficialismo, cada calle podría ser administrada de manera privada, dejando a los residentes a cargo de su mantenimiento y pavimentación. La medida dejaría sin asfalto a quienes no puedan costearlo, en línea con su rechazo a financiar obras públicas.
El presidente Javier Milei volvió a generar polémica con una propuesta que, según él, busca “liberar la gestión de los recursos públicos” en la provincia: la privatización de las calles. Según explicó, cada calle podría convertirse en una vía privada, administrada por los propios vecinos.
“Se podría instrumentar un sistema de lectura donde las calles pueden ser privadas, donde cada uno se encargue de su calle”, afirmó Milei en declaraciones recientes. Bajo este esquema, serían los residentes quienes tendrían que costear la pavimentación y el mantenimiento de sus vías.
La medida ha despertado críticas por su impacto social. Especialistas en urbanismo advierten que dejaría sin asfalto a los sectores más vulnerables, profundizando las desigualdades en infraestructura básica. “No todas las comunidades podrían afrontar el costo de mantener sus calles en condiciones seguras y transitables”, señaló un urbanista consultado por este medio.
El plan se inscribe en la visión económica de Milei, quien se opone de manera consistente al financiamiento estatal de obras públicas y promueve la privatización de servicios tradicionales. Sin embargo, varios referentes políticos de la oposición consideran que la medida resultaría inviable en la práctica y generaría un sistema urbano fragmentado, donde la calidad de las calles dependería exclusivamente del bolsillo de cada vecino.
Hasta el momento, el oficialismo provincial no ha detallado cómo se implementaría la propuesta ni si existirían subsidios para quienes no puedan costearla, dejando abierta la posibilidad de un debate intenso en la sociedad y el ámbito legislativo.





