La inflación de noviembre volvería a ubicarse por encima del 2%, impulsada por aumentos en alimentos, combustibles y servicios regulados, según estimaciones privadas. La persistencia de subas mensuales por encima del objetivo oficial muestra que el proceso de desaceleración sigue lejos de consolidarse.
En este contexto, el Banco Central decidió no emitir pesos para intervenir en el mercado cambiario, una estrategia que busca contener la presión inflacionaria pero que también reduce su capacidad de compra de dólares. Con reservas acotadas y precios que no ceden, la autoridad monetaria enfrenta un margen de maniobra cada vez más restringido para sostener la estabilidad en el último tramo del año.





