La ciencia argentina sumó un nuevo hito: la primera vacuna terapéutica del país para tratar el melanoma, uno de los cánceres de piel más agresivos, ya comenzó a aplicarse en centros especializados. El desarrollo, llamado Vaccimel, es fruto de más de 30 años de trabajo en instituciones locales y representa un avance único en la región.
A diferencia de las vacunas preventivas tradicionales, Vaccimel está pensada para pacientes que ya fueron operados y tienen riesgo de recaída. Su diseño —basado en antígenos tumorales que entrenan al sistema inmune para detectar y destruir células malignas— coloca a la Argentina dentro del grupo reducido de países capaces de producir inmunoterapias oncológicas propias.
La vacuna fue aprobada por ANMAT y está destinada a personas con melanoma en estadios IIB, IIC y IIIA. El esquema, de 13 dosis distribuidas a lo largo de dos años, busca evitar el regreso del tumor con menos efectos adversos que los tratamientos utilizados históricamente.
El proyecto fue liderado por el investigador José Mordoh, junto a equipos de la Fundación Instituto Leloir, el Instituto Alexander Fleming y el laboratorio Pablo Cassará. Su disponibilidad marca un paso significativo para la biotecnología local y confirma el potencial científico del país, aun en áreas de altísima complejidad.
Los especialistas destacan que, si bien Vaccimel es un logro trascendental, la clave sigue siendo la detección temprana del melanoma: control de lunares, protección solar y consulta médica ante cualquier cambio sospechoso.





